Una de las artesanías más representativas del estado de Puebla, en México, es la talavera; la cual forma parte de su arquitectura y de su vida diaria gracias a la variedad de productos que se elaboran con ella desde hace 400 años. Pero, ¿sabes el origen de esta artesanía?
Talavera de la Reina es una ciudad de España perteneciente a la provincia de Toledo. Cuando el rey Alfonso XI de Castilla se casó con María de Portugal, le regaló la ciudad de Talavera, a la que se le agregó “de la reina”.
En esta ciudad se ha elaborado por más de cinco siglos una hermosa cerámica cuyo origen se encuentra en Bagdad en el siglo IX. Los árabes al tratar de imitar la cerámica china que llegaba a esa zona a través del comercio, descubren esta técnica ingeniosa de elaborar cerámica; la transportan a España durante el periodo andaluso y posteriormente establece raíces en México con la conquista española en el siglo XVI. Para hacerla se emplean barros del río Tajo, caolín y esmaltes gracia a los cuales adquirió fama durante el siglo XVI. Al ser fabricada en España, la cerámica mora se modificó tras la reconquista de al-Andalus, y adquirió algunas características cristianas en lo relativo a su decoración: por ejemplo, se agregó la figura humana, la cual no se acostumbra en el arte musulmán.
Talavera en México
Esta cerámica llegó a México con los españoles conquistadores en el siglo XVI; ya para 1550 existían talleres en la ciudad donde se fabricaban loza y azulejos. Las primeras talaveras se realizaron en las ciudad de Atlixco y Cholula (Puebla), ya que el barro del lugar era adecuado para su fabricación.
La popularidad de la talavera se debe a la utilidad y belleza de cada uno de sus artículos como platos, platones, cucharas soperas, jarras con o sin asas, macetas, floreros, pilas de agua, lavabos, imágenes religiosas, humanas y de animales, frascos de farmacia, etc.
Fabricación
Para elaborar esta artesanía se mezclan dos tipos de barro (negro y blanco) y se cierne por medio de un tamiz para limpiarlo. Después se extiende en el suelo y se pisa para conseguir homogeneidad y manejabilidad.
A continuación se amasa con las manos, y se comienza a dar la forma que se desea, una vez listo se guarda por un tiempo para conseguir un secado lento y natural del barro.
La primera horneada se realiza a 850 grados, en este proceso las piezas adquirirán un tono naranja. Una vez frías las piezas, se inicia la pulida para eliminar las imperfecciones.
Después se realiza el esmaltado por dentro y fuera, para después ingresar por segunda vez al horno. Finalmente, se decoran las piezas de talavera. Los colores que se utilizan son dos tonos de azul, amarillo, verde, naranja y negro.
Fuente: Nuvia Mayorga